TURISMO RURAL EN JAPÓN, UNA JOYA PERDIDA
El turismo rural en Japón es una parte insignificante de sus atractivos comparado con el segmento de negocios que es uno de los más presentes en esta nación, por lo que no se le da el valor que debería pese a tener un atractivo hipnótico y mítico. Aun cuando suene a contradicción hablaremos un poco del valle de Kiso, uno de los pocos puntos rurales que se pueden visitar. Los viajeros que llegan Japón acostumbran a pasar de largo la ciudad de Nagoya, situada en el centro de la isla de Honshu.
Es la cuarta ciudad más grande del país y centro de la industria automovilística japonesa. La ciudad fue totalmente arrasada durante los bombardeos de 1945 en la 2ª Guerra Mundial, por lo que no hay que ir a buscar allí ni edificios históricos ni huellas del pasado sólo el trepidante día a día de una sociedad con un gran afán de superación.
Sin embargo desde Nagoya se pueden hacer algunas excursiones interesantes como la que provee el Valle de Kiso.
Durante los primeros años del siglo XVII, Japón se unió bajo la dirección feudal de la familia Tokugawa la cual estableció su cuartel general en Edo (la actual Tokyo) a unos 500 kilómetros de la entonces capital Kyoto. Rápidamente se establecieron diferentes rutas que unían ambas ciudades que, además de rutas comerciales, permitían al régimen mover con eficacia y rapidez mensajes, misiones diplomáticas o incluso espías. De las cinco rutas existentes, las dos más importantes fueron la ruta Tokaido que se desarrollaba a nivel de costa y la ruta Nakasendoque, literalmente significa “camino de las montañas” y que transcurría por el interior de la isla de Honshu.
De la ruta Tokaido, la más importante y más activa, prácticamente no queda rastro alguno y los viejos caminos empedrados se fueron substituyendo por modernas carreteras y vías férreas al mismo ritmo que Japón iba desarrollando su economía. Por el contrario, la zona por donde corría la ruta Nakasendo no se ha visto tan alterada por el crecimiento económico lo que ha permitido que se conservara prácticamente inalterable y muchos de sus tramos se pueden recorrer hoy en día tal como se hacía en el siglo XVII. Por el Valle de Kiso, en las montañas de los Alpes Centrales, ya existía una antigua ruta comercial llamada Kisojique cubría los 70 km de la zona. En la época del shogunato Tokugawa esta ruta se fusionó a la Nakasendo pasando a formar parte de los 500 kilómetros que enlazaban Tokyo y Kyoto.
A lo largo de estos caminos se fueron desarrollando una serie de pueblos, los llamados pueblos de posta, donde los viajeros encontraban los servicios básicos, principalmente comida, bebida y alojamiento pero también porteadores y cuidados para los animales de carga. Los funcionarios y samuráis se desplazaban para realizar tareas administrativas y recibían un trato acorde a su rango. Los pueblos eran también puntos que utilizaba el gobierno para el control de la red de caminos. Viajar por el sólo placer de viajar no estaba permitido pero sí lo estaban los viajes religiosos. Así pues, durante la segunda mitad del período Edo, la peregrinación se convirtió cada vez más en un fenómeno popular. Fueron apareciendo diferentes centros religiosos, como el santuario de Ise dedicado a la diosa del sol. Mientras, la economía iba creciendo con fuerza dando a la gente más dinero y tiempo libre para viajar, y eran ya miles los peregrinos que se encontraban en las carreteras.Llegar al Valle de Kiso desde Nagoya es bastante fácil. Solo se toma el tren JR Shinano de las 8 de la mañana en dirección a Nagano. Tras 49 minutos exactos de trayecto se llega Nakatsugawa donde se toma un autobús para trasladarse a Magome
El pueblo de Magome, a pesar de estar muy restaurado conserva preciosas casas de madera. Las calles son empedradas y muy empinadas. La calle principal está llena de pequeños establecimientos donde se vende artesanía o dulces de la región. Por las pequeñas acequias corre un agua limpia y fresca y las flores decoran las casas.
Es muy común realizar todo el trayecto en solitario puesto que no es una ruta muy transitada. La ruta de autobús hace la última parada en Tsumago. Durante el período Edo, Tsumago era el pueblo de posta número 42 de los 69 que tenía el camino Nakasendo (cita de nipón history for all: anteriormente fue el número 10 de las 11 estaciones a lo largo de la Kisoji, ruta que atravesaba el Valle de Kiso). Él pueblo fue en su día próspero y relativamente cosmopolita pero había caído casi en el olvido y en 1968 los residentes locales empezaron una importante labor de restauración. Actualmente es uno de los pueblos de Japón mejor conservados.
Una vez terminado el recorrido se toma la ruta de vuelta en Tsumago hasta la estación de tren de Nagiso, Pasando por Nakatsugawa y a Nagoya donde los rascacielos y luces de neón te devuelven de pronto al siglo XXI.
Cita: nipón history for all
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